jueves, 20 de agosto de 2009

una red visual y conceptual (muralismo comunitario) en el Jardín Maternal Feliz Belén / Bº 25 de Mayo / Maipú / Mendoza/ Argentina


Jardín Maternal "Feliz Belén"
Bº 25 de mayo
Rodeo del Medio / Maipú / Mendoza

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Institución Convocante:
Plan Familias (Ministerio de Desarrollo de la Nación)
Jardín maternal Feliz Belén (Bº 25 de Mayo, Rodeo del Medio, Maipú, Mendoza)

Cantidad de peronas participantes:
30 personas aprox.


una red visual y conceptual

Cuando implicamos el término COMUNITARIO en alguna práctica socio-cultural vemos en esta categorización singularidades que actúan en un espacio COMÚN buscando satisfacer elementos compartidos o por compartir. La COMUNIDAD establece una serie de acuerdos (y desacuerdos) implícitos y explícitos que conlleva a mecanismos propositivos para erigir un “bien común”. En este devenir de lo comunitario un elemento que aporta “aglutinantes” es la ARTICULACIÓN de los distintos intereses que hacen al conflicto constructivo armar en una sociedad el plano comunitario.

Al frente teníamos un muro (literalmente, una pared a dibujar y a pintar, metafóricamente un desafío tan alto y ancho como la pared de una comunidad), había distintas voces, distintos intereses y expectativas para poder cubrir ese espacio que aun no estaba “blanquedo” (poner base blanca en una pared para poder realizar el dibujo y la pintura con mayor rendimiento de la colorimetría de los materiales para pintar).

Juan (un alumno de más de 70 años que pertenecía al plan de alfabetización de adultos), los chicos del 3º ciclo de la E.G.B. (pertenecientes al Programa Familia), algunos alumnos del jardín, personal docente y auxiliares docentes, vecinos y vecinas. Cada uno/a de ellos/as era parte del proceso comunitario de plasmar un mural. Sin articulación, negociación, consenso, tolerancia a lo diverso y aceptación de la propuesta, el plan de dibujar y pintar sobre una pared no hubiese sido posible.

El Jardín Maternal Feliz Belén esta inmerso en el Bº 25 de Mayo del departamento de Maipú (Mendoza, Argentina). En el mes de septiembre de 2008 comenzaron las tareas recreativas para el apoyo escolar del 3º ciclo de E.G.B. (Programa Familia), las propuestas de trabajo recreativo eran innumerables pero la actividad seleccionada para este lugar fue plasmar murales (dibujados y pintados con los chicos) en las nuevas instalaciones (recientemente estrenadas) del jardín.

La COMUNIDAD posee una práctica de uso y de asignación de espacios, que es parte de un proceso al cual hay que conocerlo y reconocerlo para tratar de no “imponer” por fuera un sistema no-propio o no emanado de la comunidad. Los espacios físicos y sus usos son “fundados” previamente por expectativas depositadas en las instalaciones a crearse, es decir, hay un diseño previo basado en experiencias, necesidades y soluciones que articulan previamente; una vez concretado el aspecto material del espacio físico, este es llenado con la previa descripta recientemente.

Los muros a dibujar y pintar eran “exteriores” de dos módulos arquitectónicos que alojaban “interiores” con diversos usos. En el módulo principal funcionaba la cocina, un salón de usos múltiples, deposito (multiuso) y baños; en el segundo módulo funcionaría la panadería y fábrica de salsa de tomates. Los “interiores” de los módulos son el núcleo central del “uso y costumbre” que da la comunidad a un lugar.

La “entrevista solapada” a cada integrante del jardín sobre los intereses y expectativas que cada uno posee sobre los espacios del lugar ayudan a comprender y a emprender un mapa conceptual que puede contener elementos diversos, formando así, una malla que sostiene un sin fin de datos que pueden ser utilizado como “banco de recursos simbólicos” que interpelan al imaginario de la comunidad. Antes de bocetar (dibujos previos) se supone que hay que “recolectar” esos elementos previos que no son explícitos, que llevan un tiempo en aprehenderlos.

La actividad de murales comunitarios propuestas para el jardín estaba enmarcada en un tiempo cronológico que transcurría de septiembre (2008) hasta marzo (2009), este espacio temporal permitió construir una metodología que tenía como eje principal al muralismo comunitario; el transcurrir del tiempo se vió aplicada en la perspectiva de construcción de las imágenes y su posterior ejecución sobre la pared.

A medida que la comunidad depositaba confianza en la propuesta y se afianzaba como protagonista, los valores necesarios para una convivencia entre personas y acción a emprender como “bien común” iban surgiendo; el profesor (agente externo y novedoso al proceso histórico de la comunidad), los docentes y auxiliares referentes “aceptados”, niños/as, adolescentes y adultos que viven en el barrio construían las bases para poder consolidar la acción comunitaria.

Mientras el material solicitado para poder pintar las paredes llegaba, ese mes estuvo dedicado a la fabricación de boceto (dibujos previos), al reconocimiento del grupo y a construir un posible horizonte de trabajo. El formato adoptado para elaborar dibujos fue el de clases de “plástica” adoptada de la educación formal y puesta a función para la misión que habíamos entablado con el grupo.

En el mes de septiembre las temperaturas comienzan a ser más cálidas en la provincia de Mendoza y posibilitan realizar actividades al aire libre. Poder dibujar y pintar afuera es una experiencia muy desconocida al menos para mis prácticas formales de docente y poder vivenciar el poner mesas en el patio junto a los/as chicos/as , a los auxiliares y algún adulto que pasaba y quería “pintar” abría un panorama integrado al contexto (en el mas amplio sentido) de esa comunidad, un ambiente donde los factores lúdicos estaban puestos en primer plano y reconocidos como protagonistas del “acto pedagógico”.

Entre el dibujo y la pintura en la pared lo que predomina es la ansiedad por comenzar a “poner el cuerpo” a la actividad, la inquietud generalizada de como va a quedar el mural y como de las hojas blancas las formas y los colores van a pasar a ser la sustancia del muro. Estos estados generan movilizaciones interiores y exteriores tanto para el sujeto como para la comunidad interviniente. Se abre la posibilidad de valorizar la propia producción como factible para realizar un acto “cultural” que aporte “algo” a lo comunidad.

La biblioteca clásica de la psicología evolutiva asigna al adolescente un estadio de producción visual denominada “naturalismo” productivo y en donde este sujeto tiene como expectativa de producción la imagen ya construida y consolidada (especialmente en los medios de comunicación audio visual) que asegure no ser cuestionada por el grupo de pares. La frase: “yo no se dibujar” connota mecanismos que no favorecen la comunicación-expresión donde coloca al sujeto “sujeto” a un canon como horizonte convalidante del si “saber dibujar”, hallar valores identitarios basados en las experiencias singulares tanto individuales como colectivas puestos en formatos visuales es un desafío para una propuesta comunitaria-artística. Revalorizar esos gestos propios de cada integrante y su accionar colectivo en el acto de producir formas y color como símbolos que representen el capital simbólico es un paso para la formación de la identidad y la toma de posesión sobre determinadas circunstancias ,haciendo así un sujeto y colectivo político protagonista de su propio accionar.

El emplazamiento de un mural implica citar a veces no al origen de esta actividad como acto comunicativo desde los orígenes de nuestra especie, si no a experiencias más cercanas y cotidianas al menos en el imaginario artístico en occidente, es decir, nos remitimos a la experiencia de la pintura de caballete (el cuadro), entonces se instala en el imaginario colectivo e individual una determinada superficie a pintar (formato generalmente rectangular), con un marco contenedor y con una metodología determinada. Tomar una determinada superficie del muro se emparenta a pintar sobre un lienzo en una forma determinada, pero si comenzamos a delinear la idea del mural como una red de conceptos con formas y color que va cubriendo al muro para poder ir envolviendo a la institución se torna “revolucionaria” en el sentido que desdibuja la idea previa (promedio) que se tiene sobre la actividad o ejercicio de pintar un mural.

Cuando hablamos de red conceptual y formal puesto en el muro podemos pensar en elementos comunicativos que se despliegan sobre las paredes que representan no solo motivaciones formales de la construcción visual sino más bien el capital simbólico que la comunidad o parte de ella posee, a veces metaforizado por formas y color. Intentar re leer y actuar bajo esta modalidad puede llevarnos a entender al gesto creativo como un acto elástico basado en la construcción que no posee cánones rígidos ni exportados de ningún centro de saber que legitime una forma de proceder. Si bien es cierto, que se apela a configuraciones, a veces académicas más en el aspecto formal del trabajo, la sustancia de esta actividad esta basada en la interacción de los distintos actores que participan de la actividad, por eso aparece el concepto de construcción y no el de composición ya que este ultimo concepto a veces connota la idea de reglas ya aprobadas por un “otro” que regula o pauta una forma, una formula.

A medida que íbamos avanzando por las paredes del jardín estábamos conociendo las realidades de la comunidad. En el salón de usos múltiples donde estaba también la cocina se realizaba la actividad de dar a algunos/as vecinos/as la comida para ser llevada, mientras en otros espacios se sucedía el acto de enseñanza-aprendizaje, es decir no había un único espacio y una única función sino una pluralidad de usos, esta heterogeneidad de usos de los espacios se ve significado en las distintas edades de los concurrentes a determinadas horas del día.

Existen espacios de circulación, otros de uso específico y algunos espacios eran como accidentalmente usados de espera; en estos espacios a veces podemos actuar o motivar para que esta espera sea también aprovechado como un espacio “pedagógico”, reflexivo, aportando un contenido a través de color, forma y concepto que tenga una determinada preganancia, es así como surgió en el mural ( la red conceptual, visual) diversas superficies que tratarían de contemplar estos usos y costumbres de los espacios. Una de las paredes abordaba el contenido de los derechos de niños/as a través del enunciado del decálogo de los Derechos Universales del niño/a”; en una jornada participaron mujeres adultas (personal en su mayoría del jardín) pintando (reproduciendo) un mural que se refiere al maltrato sobre la mujer; en esta red conceptual-visual todos los actores tienen “su espacio” que los visibilice.

Durante el mes de enero y febrero (2009) trabajamos con chicos/as además del 1º y 2º ciclo de la E.G.B. además del grupo anteriormente mencionado, esta franja de edad poseía elementos de singularidad que los caracterizaba del grupo ya consolidado del 3º ciclo. De manera multidisciplinaria trabajamos con la obra literaria “El Principito” de manera conjunta con actividades de teatro y música. Dentro de esta red que se iba configurando desde el campo de lo conceptual expresados en los distintos lenguajes del campo del arte había espacio para poder plasmar las reflexiones (visuales-conceptuales) sobre los entendido de esta obra literaria.

Así se iba configurando un “damero” que conformaba esta malla que atraviesa distintos intereses de distintos sectores de la comunidad que por el “bien común” encontró las formas (y colores) en una red que envolvía a los muros de la institución. Es cierto que este plan de trabajo no se gestó desde un inició sino que fue la ínter actuación con la comunidad la que permitió “dibujar” este trabajo, esta estrategia, esta acción que se fue consolidando no con “final cerrado” sino todo lo contrario; creo que esta experiencia de trabajo solo se puede realizar en esta comunidad por un sin fin de particularidades, pero esto no significa que en otras comunidades nos se den experiencias de muralismo, sino todo lo contrario cada una de estas redes (visuales-conceptuales) le es propia a cada comunidad ( a sus propios interésese o posibilidades).

Juan Justo
Prof. Sup. en Artes Visuales







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