La Colonía / Junín / Mendoza
noviembre 2009
ver fotos en PURACULTURA
ver fotos en FLICKR
ver fotos en FLICKR
Institución Convocante:
Escuela "Tomás Prisco"
Cantidad de peronas participantes: 500 alumos aprox. (7 establecimientos escolares de la zona)
"la imagen soportada"
Construir una imagen es abrir un universo de símbolos que pueden interpelar a una comunidad. Ir plasmando las formas basadas en subjetividades es poner en valor los acuerdos y desacuerdos manifiestos en la reinterpretación del capital simbólico comunitario.
La imagen soportada por lo intangible es remitida a la mirada posada sobre el argumento comunitario que ratifica y rectifica los discursos legitimadores del icono. Visibilizar esta posibilidad es tener argumentos en mano para “optimizar” la interpelación que una comunidad se demanda así misma para poder “romper” con lo perpetuo y poder pasar a un plano móvil y “aireado”, que promueve discontinuidades como motor de crecimiento.
Cuando la imagen es soportada en su percepción en un escenario que vuelve a ratificar lo connotado visualmente, es doblegar la apuesta y re-elaborar la discursiva con que fue sujetado el símbolo. El contexto es permeable a la perspectiva icónica y dicha perspectiva se transluce al contexto, es decir la reversibilidad de este proceso complejiza el “andamiaje” operacional de imagen-contexto.
La imagen es construida por preceptos abstraídos del relato comunitario que expresa fisuras, dobleces y pliegues retóricos que son asumidos y sintetizados por quienes puedan abordar la totalidad del proceso simbolizante. También es cierto decir que a modo de “fantasmas” sobreviven los silencios, lo no-mostrable, lo claudicado, lo periférico en la matriz icónica que articula forma, color e imaginario colectivo.
Debido a estos procesos a veces no develados, la intuición se vuelve el recurso soportable para poder sostener la lógica constructiva de la visibilidad visual que interpela el “malestar” de una comunidad. Si volvemos a la idea del contexto en relación a la imagen o a las imágenes vemos que en la variable contextual también hay “velos” de praxis y discursos que se protegen de las “tragedias” vividas por un conglomerado comunitario. El abandono de ciertas funciones, de lugares, de puntos “referenciadores”, de acciones comunes a veces son divorciados del otrora modos de uso del contexto.
La imagen ratifica al contexto y este a la imagen, son indisolubles y no hay un orden preferencial en esta dialéctica. Van ambos elementos unidos de principio a fin. Poner en valor como lo soportado por la imagen en el soporte del contexto es multiplicar la posibilidad de sostener o revisar el imaginario construido por la comunidad y así su discurso “aliviador”. Connotar el silencio o el vacío que deja hueco en las memorias colectivas no es tarea fácil de “llenar” y en la operación imagen en relación al contexto podremos encontrar pautas que disimulan estas ausencias o estas presencias que la comunidad desea evidenciar o ausentar.
Poner en una misma sintonía al discurso simbólico traducido en el soporte contextual es poder vislumbrar el laberinto que se construye en el devenir de la historia diaria. Poder abordar esos “sordos ruidos” y generar el matiz de lo vivible o viabilizado es poder “definir” el contorno del problema o el dilema.
En el distrito La Colonia (Junín, Mendoza) existía un galpón ferroviario con más de 80 mts. de extensión dando uno de sus frentes a la Escuela T. Prisco de ese distrito del Este mendocino. La actividad ferroviaria en la década de los noventa fue desguazada en todo el territorio nacional. El proceso de privatización produjo “ruinas materiales, sociales y simbólicas” que han producido hasta el día de hoy heridas de melancolía en los relatos de una sociedad que abandonó y creyó no útil (a valor de mercado: ramal que para ramal que cierra) el impacto de la actividad ferroviaria en el seno de las distintas comunidades.
Esa gigante pared de 4 mts. de alto en algunas partes contenía el blanco sobre los ojos de todos los que transitaban ese lugar a modo de homenaje injusto al silencio del ferrocarril de antaño, es justo decir que la actividad ferroviaria del lugar no ha sido paralizada en su totalidad ya que opera en la zona una empresa que traslada carbón por distintos departamentos de Mendoza, pero esa nueva reconfiguración del trabajo ferroviario lo que genera es una rebote en el presente post pasado que no se traduce solo en el pasar del tren sino el impacto que generaba la presencia de lo ferroviario en la vida económica y social del lugar.
La escuela T. Prisco de La Colonia era testigo perpetuo de ese “gigante blanco” (galpón) que con su presencia recordaba “algo”; la comunidad del establecimiento pudo traducir ese silencio en la posibilidad de transformar ese destino. Un proyecto fue erigido con el eje puesto en un mural. La escuela buscó articular con distintas instituciones de la zona. El establecimiento posee asistencia del Programa Integral de Igualdad Educativa (P.I.I.E.) el cual ayudó con el recurso económico para la compra del material. No solo se buscó articulación con otras instituciones para solventar otros costos económicos que sino buscó “auxilio” en otros referentes escolares del lugar para poder encarar de manera conjunta la tarea de construir un mural comunitario sobre las paredes del galpón ferroviario.
El proceso proyectual dio a lugar una práctica que tenía como misión poder coordinar casi 300 chicos y chicas , jóvenes y adultos para poder realizar la práctica del muralismo comunitario. La comunidad del establecimiento escolar tenía una premisa sobre que plasmar en la pared. La simbología presente en la construcción visual giraba alrededor de los iconos referenciales sobre la identidad del departamento de Junín; los canales de riego, la actividad agrícola, la producción vitivinícola, la presencia del ferrocarril, los árboles, el hotel de los inmigrantes y el credo religioso fueron los más semblanteados en esta búsquda “arqueológica”. Esta fuerte demanda comunitaria fue la que puso eje al devenir de la imagen. Los esbozos sobre la pared iban a dar a lugar esta presencia icónica de identidad del lugar. Distintas escuelas participaron en la construcción de las imágenes para luego pasar a dar color a la forma.
Jornadas de 8 hs. durante 3 miércoles entre octubre y noviembre fueron posibles para poder garantizar la participación de todos y todas en esta actividad comunitaria. La pared nos quedaba muy grande enlo cuantitativo pero no en el desafío y compromiso asumido, la presencia de personal municipal para poder realizar actividades de logística fue indispensable para poder optimizar los resultados de la práctica. La presencia de los referentes encargados de la escuela T. Prisco durante todas las jornadas fue una de las garantías del éxito en el proceso en materia de distribución de los grupos que iban a participar durante la confección del mural.
La presencia de medios de comunicación para poder visibilizar esta actividad dio sus frutos ya que hasta en sitios web sobre asuntos ferroviarios fue “levantada” la noticia sobre el mural en el galpón ferroviario. Poner en valor de noticia a comunicar en estos tiempos donde la política de algunos medios no es precisamente la de mostrar o evidenciar la “buena noticia” es de destacar. La presencia del estado municipal en materia de recursos económicos y de soporte logístico ha sido también importante para poder asegurar la actividad.
El mural “de” la escuela “Prisco” no solo soportó los iconos del lugar sino la presencia de la articulación institucional y por sobre todas las cosas, se “bancó” la presencia de todos y todas que quisieron “pintar” (y dibujar) y poder evidenciar las distintas ideas imaginadas en la pared de un mural que habla de la región, y de sus anhelos de proyección a la esperanza.
Juan Justo
prof. Sup. en Artes Visuales
La imagen soportada por lo intangible es remitida a la mirada posada sobre el argumento comunitario que ratifica y rectifica los discursos legitimadores del icono. Visibilizar esta posibilidad es tener argumentos en mano para “optimizar” la interpelación que una comunidad se demanda así misma para poder “romper” con lo perpetuo y poder pasar a un plano móvil y “aireado”, que promueve discontinuidades como motor de crecimiento.
Cuando la imagen es soportada en su percepción en un escenario que vuelve a ratificar lo connotado visualmente, es doblegar la apuesta y re-elaborar la discursiva con que fue sujetado el símbolo. El contexto es permeable a la perspectiva icónica y dicha perspectiva se transluce al contexto, es decir la reversibilidad de este proceso complejiza el “andamiaje” operacional de imagen-contexto.
La imagen es construida por preceptos abstraídos del relato comunitario que expresa fisuras, dobleces y pliegues retóricos que son asumidos y sintetizados por quienes puedan abordar la totalidad del proceso simbolizante. También es cierto decir que a modo de “fantasmas” sobreviven los silencios, lo no-mostrable, lo claudicado, lo periférico en la matriz icónica que articula forma, color e imaginario colectivo.
Debido a estos procesos a veces no develados, la intuición se vuelve el recurso soportable para poder sostener la lógica constructiva de la visibilidad visual que interpela el “malestar” de una comunidad. Si volvemos a la idea del contexto en relación a la imagen o a las imágenes vemos que en la variable contextual también hay “velos” de praxis y discursos que se protegen de las “tragedias” vividas por un conglomerado comunitario. El abandono de ciertas funciones, de lugares, de puntos “referenciadores”, de acciones comunes a veces son divorciados del otrora modos de uso del contexto.
La imagen ratifica al contexto y este a la imagen, son indisolubles y no hay un orden preferencial en esta dialéctica. Van ambos elementos unidos de principio a fin. Poner en valor como lo soportado por la imagen en el soporte del contexto es multiplicar la posibilidad de sostener o revisar el imaginario construido por la comunidad y así su discurso “aliviador”. Connotar el silencio o el vacío que deja hueco en las memorias colectivas no es tarea fácil de “llenar” y en la operación imagen en relación al contexto podremos encontrar pautas que disimulan estas ausencias o estas presencias que la comunidad desea evidenciar o ausentar.
Poner en una misma sintonía al discurso simbólico traducido en el soporte contextual es poder vislumbrar el laberinto que se construye en el devenir de la historia diaria. Poder abordar esos “sordos ruidos” y generar el matiz de lo vivible o viabilizado es poder “definir” el contorno del problema o el dilema.
En el distrito La Colonia (Junín, Mendoza) existía un galpón ferroviario con más de 80 mts. de extensión dando uno de sus frentes a la Escuela T. Prisco de ese distrito del Este mendocino. La actividad ferroviaria en la década de los noventa fue desguazada en todo el territorio nacional. El proceso de privatización produjo “ruinas materiales, sociales y simbólicas” que han producido hasta el día de hoy heridas de melancolía en los relatos de una sociedad que abandonó y creyó no útil (a valor de mercado: ramal que para ramal que cierra) el impacto de la actividad ferroviaria en el seno de las distintas comunidades.
Esa gigante pared de 4 mts. de alto en algunas partes contenía el blanco sobre los ojos de todos los que transitaban ese lugar a modo de homenaje injusto al silencio del ferrocarril de antaño, es justo decir que la actividad ferroviaria del lugar no ha sido paralizada en su totalidad ya que opera en la zona una empresa que traslada carbón por distintos departamentos de Mendoza, pero esa nueva reconfiguración del trabajo ferroviario lo que genera es una rebote en el presente post pasado que no se traduce solo en el pasar del tren sino el impacto que generaba la presencia de lo ferroviario en la vida económica y social del lugar.
La escuela T. Prisco de La Colonia era testigo perpetuo de ese “gigante blanco” (galpón) que con su presencia recordaba “algo”; la comunidad del establecimiento pudo traducir ese silencio en la posibilidad de transformar ese destino. Un proyecto fue erigido con el eje puesto en un mural. La escuela buscó articular con distintas instituciones de la zona. El establecimiento posee asistencia del Programa Integral de Igualdad Educativa (P.I.I.E.) el cual ayudó con el recurso económico para la compra del material. No solo se buscó articulación con otras instituciones para solventar otros costos económicos que sino buscó “auxilio” en otros referentes escolares del lugar para poder encarar de manera conjunta la tarea de construir un mural comunitario sobre las paredes del galpón ferroviario.
El proceso proyectual dio a lugar una práctica que tenía como misión poder coordinar casi 300 chicos y chicas , jóvenes y adultos para poder realizar la práctica del muralismo comunitario. La comunidad del establecimiento escolar tenía una premisa sobre que plasmar en la pared. La simbología presente en la construcción visual giraba alrededor de los iconos referenciales sobre la identidad del departamento de Junín; los canales de riego, la actividad agrícola, la producción vitivinícola, la presencia del ferrocarril, los árboles, el hotel de los inmigrantes y el credo religioso fueron los más semblanteados en esta búsquda “arqueológica”. Esta fuerte demanda comunitaria fue la que puso eje al devenir de la imagen. Los esbozos sobre la pared iban a dar a lugar esta presencia icónica de identidad del lugar. Distintas escuelas participaron en la construcción de las imágenes para luego pasar a dar color a la forma.
Jornadas de 8 hs. durante 3 miércoles entre octubre y noviembre fueron posibles para poder garantizar la participación de todos y todas en esta actividad comunitaria. La pared nos quedaba muy grande enlo cuantitativo pero no en el desafío y compromiso asumido, la presencia de personal municipal para poder realizar actividades de logística fue indispensable para poder optimizar los resultados de la práctica. La presencia de los referentes encargados de la escuela T. Prisco durante todas las jornadas fue una de las garantías del éxito en el proceso en materia de distribución de los grupos que iban a participar durante la confección del mural.
La presencia de medios de comunicación para poder visibilizar esta actividad dio sus frutos ya que hasta en sitios web sobre asuntos ferroviarios fue “levantada” la noticia sobre el mural en el galpón ferroviario. Poner en valor de noticia a comunicar en estos tiempos donde la política de algunos medios no es precisamente la de mostrar o evidenciar la “buena noticia” es de destacar. La presencia del estado municipal en materia de recursos económicos y de soporte logístico ha sido también importante para poder asegurar la actividad.
El mural “de” la escuela “Prisco” no solo soportó los iconos del lugar sino la presencia de la articulación institucional y por sobre todas las cosas, se “bancó” la presencia de todos y todas que quisieron “pintar” (y dibujar) y poder evidenciar las distintas ideas imaginadas en la pared de un mural que habla de la región, y de sus anhelos de proyección a la esperanza.
Juan Justo
prof. Sup. en Artes Visuales
Me gusta mucho apreciar distintos paisajes, y por eso en este momento estoy buscando algunos departamentos en mendoza para poder alojarme allí y disfrutar de las maravillas culturales que ofrecen las distintas ciudades cercanas
ResponderEliminar