viernes, 21 de agosto de 2009

muralismo comunitario: creación de ciudadanía


Asociación A.V.O.M.E.
Godoy Cruz /Mendoza

El ejercicio de la ciudadanía también demanda la búsqueda y defensa de lo artístico, lo estético y lo ético como un derecho público. Bajo los parámetros del actual estilo predominante de desarrollo, es bastante difícil pensar que los hombres y mujeres se puedan constituir como sujetos desde el respeto, la justicia y la igualdad, ya que los problemas de exclusión, discriminación y pobreza son cada vez más profundos. La población debe padecer con mayor fuerza las consecuencias de estas problemáticas, debido en parte a sus difíciles posibilidades de acceso a diferentes bienes y servicios en América Latina y el mundo.

En la actualidad los avances tecnológicos, la mundialización de la economía, la búsqueda de mano de obra barata, la flexibilización laboral y las nuevas lógicas de producción y comercialización se convierten muchas veces en obstáculos para el desarrollo de los sujetos. Se puede decir que hoy las condiciones de vida, los niveles de igualdad, justicia y convivencia en los países de América Latina se han deteriorado.

La injusta distribución del ingreso sigue constituyendo uno de los obstáculos más determinantes para que la población pueda desarrollar sus proyectos de vida, por razones de pobreza son muchas las personas que migran en busca de nuevas oportunidades. Los retos en términos de mejorar la calidad de vida de hombres y mujeres, su salud, su educación, su participación, el mejoramiento del medio ambiente y el desarrollo humano, puede ser posible si se aprovechan las potencialidades, los valores, las capacidades y la creatividad de todo el colectivo poblacional.

La construcción de ciudadanía como lo han dicho otros autores, no se construye a partir de la nacionalidad, de cumplir determinada edad o de portar una cédula, ni tampoco es cuestión de representación, es un asunto de cómo cada quien se constituye como sujeto y desarrolla su propio proyecto de vida. La gran heterogeneidad y diversidad de sujetos y formas son un punto de referencia para la construcción de una ciudadanía pluralista, tolerante y democrática.

Reconocer la diversidad en un contexto donde las partes y el todo son tenidos en cuenta como marco de las relaciones y las interacciones junto a una participación asumida como necesidad humana fundamental permite contrarrestar la marginalidad y tomar parte en las situaciones que definen el propio desarrollo que permite al individuo sentirse menos objeto y más sujeto para tener acceso, integración y reconocimiento en su entorno vital.

La democracia posibilita pensamiento propio con criterio y sentido de responsabilidad en los ámbitos públicos y privados; la construcción de identidades supone compartir códigos y valores culturales que facilitan el encuentro con interlocutores capaces de entenderse y valorarse mutuamente, expresando sentimientos y pensamientos en un territorio definido que permita a cada quien valorarse y reconocerse como sujeto.
En este sentido, el concepto de arte comunitario supone una mirada crítica y valorativa a las prácticas artísticas en el espacio público, puesto que los trabajos participativos y los modelos colaborativos replantean el lugar, la identidad y los marcos de actuación de la comunidad. Esta mirada crítica sirve a la práctica artística para extenderse y articular su campo de acción en una diversidad de instituciones y disciplinas, donde el arte se presenta como un motor de transformación social. Simultáneamente esto supone replantear el rol del artista más allá del productor de “objetos” estéticos, sino como trabajador cultural y agente social activo.


Juan Justo
Prof. Sup. en Artes Visuales

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